Porsche - A lo lejos la aventura
A lo lejos la aventura
 

A lo lejos la aventura

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Roadbook: Hasta el 23 de abril inclusive, en el Museo Porsche de Zuffenhausen se puede visitar una exposición especial titulada «Roadbook. The Porsche Museum on the road around the world».
Más información en: www.porsche.com/museum

Cuando la meta es el camino: tres equipos y tres rutas por medio mundo. Decía Bruce Chatwin, el emblemático escritor inglés de viajes, que «el verdadero hogar del ser humano no es su casa sino el camino». Y, en efecto, los motivos que llevan a muchos hombres y mujeres a abrazar la aventura que promete la carretera son infinitos, entre ellos, la perspectiva de largos viajes llenos de emociones, encuentros insólitos y sensaciones irrepetibles.

¿Qué lleva a ciertas personas a hacer cosas fuera de lo habitual, a exponerse a riesgos de consecuencias imprevisibles y a poner a prueba sus límites e ir incluso más allá? ¿Las crisis vitales? ¿El hambre de récords? ¿Quieren demostrarle al mundo de lo que son capaces? ¿O ansían simplemente esa inyección de adrenalina que proporcionan las situaciones extremas? «De todo un poco, al menos en mi caso», confiesa Jan Kalmar. En los impresionantes road trips a paraísos lejanos que este danés realiza en el marco de su proyecto «The Longest Drive» también busca récords y experiencias al límite. Y, por supuesto, escapar de la rutina… Con una sonrisa pícara, Kalmar quita hierro a las peligrosas situaciones a las que a veces su afición le aboca en pleno corazón de África. «A mí lo que de verdad me asusta sería tener que pasarme una semana entera de vacaciones tirado en una playa».

De acuerdo con la terminología de la psicología moderna, Kalmar es un high sensation seeker: personas que tienen la necesidad de probar sensaciones nuevas. Según diversos estudios, el ansia por vivir emociones fuertes y grandes estímulos pesa más en su cerebro que el miedo al riesgo. Además, en situaciones estresantes,su pulso se mantiene tranquilo en comparación con el del resto de los mortales. Los expertos discrepan acerca de si se trata de un rasgo hereditario o adquirido de la personalidad y tampoco se ponen de acuerdo en los motivos. Y es que hay tantos motivos como personas fascinadas por las situaciones extremas.

En el caso de los que buscan aventuras devorando kilómetros al volante de un automóvil, esa fascinación comienza con la elección de la ruta: algunos encuentran placer recorriendo los miles de kilómetros que separan Pekín de París en un Porsche clásico, mientras que otros dan la vuelta al Himalaya para reivindicar que el valor y el coraje no es algo exclusivo del sexo masculino. ¿Y para un «caza récords» como Jan Kalmar? A él también le motivan las prometedoras aventuras que se esconden tras los polvorientos caminos que separan el Cabo Norte, en Noruega, del extremo sur del continente africano.

Peking to Paris Motor Challenge / 13.695 kilómetros

Esta carrera se disputó por primera vez en 1907 por iniciativa del diario parisino Le Matin, que propuso a varios fabricantes de automóviles europeos que trataran de demostrar así la resistencia de sus vehículos. Tras ocho semanas on the road, se proclamaron campeones el italiano Scipione Borghese y Luigi Barzini. Sin embargo, debido a la situación política en China y Rusia, la celebración de la carrera quedó en suspenso durante décadas, hasta que en 1997 volvió a organizarse en forma de rally con vehículos de época. En junio de 2016, más de 100 equipos de 25 países partieron de Pekín rumbo a París para recorrer los 13.695 kilómetros que separan ambas capitales en poco más de cinco semanas. El piloto libanés Charbel Habib y su copiloto Walid Samaha constituyeron el primer equipo de Oriente Próximo que participaba en el rally.

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Empresario de éxito en busca de emociones fuertes. Así se podría definir la historia del libanés Charbel Habib, que en 2016 participó en el «Pekín–París», el rally de históricos más duro del mundo, a bordo de un Porsche 356 C del año 1964. Era la primera vez que realizaba un road trip de estas dimensiones. (Fotografía: Charbel Nakhoul)

Charbel Habib está sentado en su oficina de Beirut con aire relajado. Este ingeniero de 46 años, fundador y CEO de una exitosa constructora presente en Oriente Próximo y África, parece una persona feliz. «Estamos orgullosos de lo que hemos logrado», confiesa. Junto con su copiloto Walid Samaha, Habib ha participado en el rally «Pekín–París», de casi 14.000 kilómetros de largo, con un Porsche 356 C de 1964 fielmente restaurado. Es el primer equipo no ya del Líbano sino de todo Oriente Próximo que participa en la carrera.

«Para un amante de los automóviles clásicos como yo, la ‹Pekín–París› es el no va más los desafíos», afirma Habib. El año pasado, durante la sexta edición del rally de históricos, participaron más de 100 equipos de 25 países. Aunque era la primera vez que Habib y Samaha tomaban parte en una carrera de resistencia de estas características, lograron un excelente resultado: vigésimo cuartos en la clasificación general y segundos en la categoría para vehículos con motores de menos de dos litros construidos entre 1945 y 1965. «Cumplimos los más de 100 controles de tiempo que se realizaron», explica Habib con evidente satisfacción, «y recibimos por ello una medalla de oro». Y añade orgulloso que «ninguno de los Ford Mustang consiguió llegar a la plaza Vendôme por delante de nosotros».

¿Por qué escogió un Porsche 356 para participar en el rally?
Queríamos que fuera un clásico especial, y no nos importaba que este precioso Porsche no fuera particularmente potente. Originalmente, el coche alcanzaba una velocidad máxima de 175 kilómetros por hora, pero en el rally no rebasamos nunca los 100. En parte también porque el coche iba cargado hasta arriba con tiendas de campaña, ropa, agua…

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Porsche 356 C: Charbel Habib compró su 356 C de la cuarta generación, fabricado en 1964, a un vendedor de los Estados Unidos. Más tarde descubrió que este lo había adquirido en una subasta policial.

¿Recuerda alguna anécdota especial?
Hacia la mitad de la carrera, en algún lugar en plena Siberia, nos vimos obligados a reparar el coche hasta bien entrada la madrugada para ponerlo a punto para la próxima etapa. Al día siguiente estábamos tan cansados que, en lugar de guiarnos por el roadbook, decidimos pegarnos a la zaga de otro de los participantes. Cuando, tras muchos kilómetros, de repente le vimos hacer un viraje que no nos cuadraba y echamos un vistazo al cuaderno, nos dimos cuenta de que nos habíamos desviado demasiado de la ruta. Intentamos encender el GPS, pero no funcionaba. Así que adelantamos al coche, le pedimos al conductor que se detuviera y le preguntamos si acaso no se guiaba por el libro de ruta. «No», respondió para nuestra sorpresa, «no me dirijo a vuestro destino, estoy yendo a otro lugar». Este contratiempo nos hizo perder un tiempo precioso, pero, por suerte, conseguimos pasar el control 30 segundos antes de que cerrara.

¿Cuál fue el peor problema al que se enfrentaron durante el viaje?
Las lluvias torrenciales nos lo pusieron muy difícil en Mongolia. Y lo peor de todo fue el polvo. El 356 aún llevaba los filtros de aire originales, pero el estado de las carreteras –entre ellas 3.000 kilómetros por pistas sin asfaltar– hacía vibrar tanto el coche que los filtros se terminaron desprendiendo y empezó a entrar polvo a raudales en el interior del vehículo. Pero lo peor aún estaba por llegar: una vez cambiados los filtros, el motor de repente empezó a dar problemas. Por suerte, gracias a un transbordo pudimos hacer una pausa más larga. Y después de dos noches de trabajo conseguimos que el motor volviera a funcionar en condiciones.

¿En algún momento se les pasó por la cabeza tirar la toalla?
Sí, la primera vez nada más empezar cuando, fruto de nuestra absoluta falta de experiencia, ya nos desorientamos por completo en el desierto. Hacia el final del rally volvimos a estar tentados de abandonar por puro agotamiento. De hecho, si no hubiésemos estado tan cerca de la meta, probablemente hubiéramos dicho «hasta aquí hemos llegado». Pero París ya casi se podía vislumbrar en la distancia, así que al final descartamos la posibilidad de abandonar.

Porsche Himalayan XOL / 4.000 kilómetros

Durante el verano de 2016, la india Nidhi Tiwari y su compañera de equipo Neha V. Sadananda atravesaron 12 puertos de montaña en la cordillera del Himalaya a bordo de un Porsche Cayenne de serie en una gesta que duró 18 días. Recorrieron 4.000 kilómetros y pasaron por dos de las carreteras de montaña más altas del mundo, la Khardung La y la Marsimik La, a aproximadamente 5.500 metros de altitud. Las dos treintañeras no se embarcan en estos «extreme overland drives» (XOL) para divertirse, sino que más bien pretenden denunciar las restricciones a la movilidad y la autonomía que padecen la mayor parte de las mujeres de su país.

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Nidhi Tiwari no puede contener la risa por más tiempo y suelta una carcajada: «Ver para creer. De repente tengo ante mí a los 12 taxistas que había adelantado subiendo hacia el Khardung La observando mi Cayenne con admiración y preguntándome si no les puedo enseñar a conducir un coche así de rápido. ¡Los mismos hombres que me habían fulminado con sus miradas, de repente eran mansos corderitos!».

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Perseverancia y arrojo para reivindicar los derechos de las mujeres. Nidhi Tiwari es una rara avis en su país, la India. Con sus larguísimos road trips, esta madre de dos hijos quiere animar a los 500 millones de indias a perderle el miedo al volante. (Fotografía: Paroma Mukherjee)

A 5.606 metros de altitud según las indicaciones locales, el Khardung La es el puerto de montaña («La» significa puerto) más alto del mundo para vehículos motorizados. Formaba parte del itinerario del «Himalayan Extreme Overland Drive», el road trip que Tiwari realizó en verano de 2016 a bordo de un Porsche Cayenne y que la llevó a recorrer 4.000 kilómetros a través de la legendaria cordillera en un viaje que duró 18 días.

Tiwari tiene 36 años, es madre de dos hijos y vive en Nueva Delhi. Realiza este tipo de viajes extremos con el patrocinio de «Women Beyond Boundaries», una organización que fundó ella misma, como parte de su lucha por mejorar la situación de la mujer en la India, siendo la movilidad uno de los factores principales. Y es que, a pesar de que la mitad de la población de la India son mujeres, sentadas al volante se ven muy pocas. «Cuando una mujer no puede moverse con libertad tampoco puede aprovechar al máximo su potencial», asegura Tiwari. «Y mis ‹extreme overland drives› son un buen instrumento para denunciar públicamente esta injusticia».

Las mujeres que realizan viajes extremos siguen siendo una excepción en todo el mundo, no solo en la India. ¿Qué le motiva a usted?
Quizá suene sorprendente, pero todo comenzó de la forma más pragmática. Antes de tener a mis hijos trabajaba como guía al aire libre y pasaba mucho tiempo en contacto con la naturaleza. Como no quería dejar de hacerlo por el hecho de convertirme en madre, ideé una manera que me permitiera ir con ellos, por ejemplo al Himalaya. Así, en 2007, embarqué a mi madre, su hermana y mis dos hijos –el pequeño acababa de cumplir un año– en un 4x4 y ascendí por primera vez a la cordillera. Esta experiencia fue uno de los grandes puntos de inflexión en mi vida.

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¿En qué sentido?
Desde entonces he hecho ese mismo viaje al menos una vez al año, también sola, sin mi familia. Una vez, cuando aún no tenía un Cayenne, me quedé atrapada en la nieve en las montañas. Tuve que pasar toda la noche en el interior del coche a muchos grados bajo cero mientras esperaba ayuda, que llegó al día siguiente. Durante aquellas horas pensé que si conseguía salir de aquella estaría preparada para enfrentarme a otros retos. Esta experiencia fue el origen de los «extreme overland drives» y de «Women Beyond Boundaries».

¿Cuántas homólogas tenía usted al principio?
Ninguna, yo era la única. Pero quería poner a disposición de otras mujeres indias las herramientas necesarias para que pudieran dar rienda suelta a sus ansias de libertad y aventura. Quería que fueran capaces de realizar viajes extremos por sus propios medios, sin la ayuda de un hombre. Y parece que ha funcionado: cada vez somos más.

Tras realizar varias veces el viaje de 4.000 kilómetros por el Himalaya, ahora quiere conseguir otro récord para la aún joven historia de su organización.
Exacto, este año quiero realizar junto con otras cinco mujeres la que será la primera expedición india al Ártico. 35.000 kilómetros en 80 días. ¡Me muero de ganas!

North to South 2.0 / 17.450 kilómetros

En mayo de 2016, el danés Jan Kalmar, su copiloto sudafricano Shaun Neill y el lituano Vitoldas Milius devoraron a bordo de un Porsche Cayenne a rayas blancas y negras los 17.450 kilómetros que separan el Cabo Norte (en Noruega) del extremo sur de África. Y lo hicieron más rápido que ningún otro equipo hasta la fecha: ocho días, 21 horas y tres minutos. Era la misma ruta en la que en 2015 Kalmar había visto esfumársele entre las manos toda esperanza de récord tras colisionar con una cebra en Tanzania. Así de delgada es a veces la línea que separa la gloria del fracaso.

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Amante de Porsche, explorador moderno y cazador de récords: esta podría ser una buena definición de Jan Kalmar. En compañía de su equipo, este danés va siempre en busca de nuevos desafíos a los que enfrentarse al volante de un automóvil. Su próximo objetivo es batir el récord de tiempo de la Panamericana en un Porsche Cayenne. (Fotografía: Christina Kayser Onsgaard)

«¿Preparativos?», Jan Kalmar sonríe bajo la luz del sol que baña hoy Copenhague. «Para lo que sirven…». Kalmar sabe muy bien que en los viajes que realiza con el equipo de «The Longest Drive», por mucho que se planifique, los imprevistos son el pan de cada día. A lo sumo puede prepararse manteniéndose lo más en forma posible. Aunque, eso sí, no se debería comenzar un viaje como el «North to South 2.0» con todos los miembros del equipo descansados de antemano. Según Kalmar, «cuanto más cansado estés al principio, mejor. Es muy importante que no se cansen los tres conductores a la vez, pues de lo contrario, fracasaréis. El que primero vaya a dormir está en posición de ventaja».

Incluso el más leve contratiempo puede poner en peligro el éxito del proyecto, tal como pudieron comprobar Kalmar y sus compañeros, Shaun Neill y Vitoldas Milius, en el Cuerno de África durante el largo viaje desde el Cabo Norte hasta Sudáfrica. Mientras preparaban el viaje, habían señalado una gasolinera en Etiopía donde podían repostar diésel de buena calidad. Sin embargo, por el camino tuvieron un problema con un neumático que les hizo perder mucho tiempo y olvidarse de repostar. Ello les obligó a conseguir combustible por otros medios. La calidad del diésel que encontraron dejaba tanto que desear que les ocasionó muchas dificultades. Para entonces, el tiempo que se habían fijado como meta era un sueño cada vez más lejano. ¿Preparativos? ¿Qué preparativos?

De viaje en viaje y tiro porque me toca. ¿Cómo lo hace? Y, sobre todo, ¿cómo y dónde duerme?
En los dos «North to South» que hemos hecho, éramos tres los conductores. Así, mientras uno está al volante, otro descansa en el asiento del copiloto y el tercero duerme de verdad en la cama en que hemos convertido el asiento trasero del Cayenne. Es imposible hacer una ruta de estas características durmiendo siempre sentado, tienes que poder tumbarte.

¿Por qué tomaron un atajo en el «North to South 2.0»?
La ruta pasando por Siria quedaba descartada debido a la guerra. Así que decidimos tomar un avión de Estambul a Egipto y hacer allí una pausa obligada de 19 horas, un lapso de tiempo que equivaldría a lo que hubiéramos tardado si hubiéramos tomado la ruta siria a una velocidad media de 90 kilómetros por hora. Después, continuamos el viaje desde Egipto.

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Más adelante, en Tanzania, volvieron a verse en apuros…
Sí. Lo que nos ocurrió en Tanzania fue que nos indicaron mal el camino y terminamos dando un rodeo de 300 kilómetros que nos hizo quedar muy rezagados respecto a los tiempos que nos habíamos marcado. Nos vimos obligados a exprimir el coche al máximo, pero el Cayenne respondió bien. Cuando, miles de kilómetros más tarde, llegamos a Sudáfrica, llevábamos un retraso respecto al récord de solo 11 minutos.

¿Cuántos litros de combustible caben en el depósito de su Cayenne?
Para ser exactos, el Cayenne tiene dos depósitos: uno de 50 litros lleno de agua para lavar y beber en caso de necesidad y otro de 215 litros para diésel que te permite una autonomía de 2.500 kilómetros. Este segundo depósito está subdividido en varios compartimentos. Esto es lo que nos permitió mezclar el combustible de calidad con el de mala calidad que nos vendieron por el camino. Y el motor lo agradeció.

¿Cuándo volverá a lanzarse a la carretera para tratar de batir un nuevo récord?
Este año, cinco compañeros y yo nos subiremos a bordo de dos Porsche Cayenne y partiremos de la bahía de Prudhoe, en el norte de Alaska, para conquistar una carretera legendaria: la Panamericana. 23.000 kilómetros non stop hasta Tierra del Fuego con un solo set de neumáticos. Hemos tardado 2.000 horas en planificar el viaje. El récord de la Panamericana está en 11 días, 17 horas y 22 minutos. Nuestro objetivo es hacerlo más rápido.

Texto Thomas Lötz
Fotografía Charbel Habib, Nidhi Tiwari, Jan Kalmar