Porsche - Cromatismo
Cromatismo
 

Cromatismo

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«Deberíamos volver a atrevernos con los colores vivos». El diseñador francés especialista en colores Jean-Gabriel Causse cree que infravaloramos el poder que tienen los colores. Su sueño es un Porsche naranja.

Tiene una motocicleta de color turquesa. ¿Por qué precisamente ese color?
El turquesa simboliza esperanza y juventud en numerosas culturas. Es imposible mirar una laguna y no sentir paz. Esa sensación de relax y despreocupación es muy similar a la que se tiene cuando se va en motocicleta por la ciudad.

¿Es ese su color favorito?
Mi color favorito varía a lo largo del día. A primera hora puede ser el naranja del gel de ducha, mientras que, un poco más tarde, quizá sea el azul de mi americana.

La mayoría de la gente suele ser bastante más concreta con este tema.
Sabemos que el color preferido en todas las culturas es el azul. Quizá porque es el color del cielo.

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No solo decoración: en 1926, Coco Chanel revolucionó el mundo de la moda con su vestidito negro. Hasta entonces el color negro se reservaba para el luto. En la foto se ve un libro sobre este clásico.

Aclaremos un concepto básico: ¿podría explicarme brevemente qué son los colores?
Físicamente, los colores son mezclas de ondas electromagnéticas. La retina transforma esas mezclas de luz en estímulos nerviosos. Después, la señal se transmite al cerebro, donde es procesada por los lóbulos occipitales y, finalmente, la percibimos en forma de color. Es decir, que los colores no existen de por sí, es nuestro cerebro el que los crea. Lo cual también es la explicación de por qué son algo tan subjetivo: cada uno de nosotros percibe los colores de una forma ligeramente distinta.

Aunque también se producen coincidencias sorprendentes. Por ejemplo, al elegir el color del coche.
Según las encuestas, el color es un factor esencial para el 60% de los compradores de un coche. Sin embargo, casi nadie se compra el coche en su color favorito, sino que la gran mayoría se decanta por tonos sobrios y discretos. No hace tantas décadas, el color de moda era el rojo. Sin embargo, hoy en día predomina el blanco, seguido por el negro, el plateado y el gris. En 2016, estos cuatro colores coparon el 75% de los vehículos producidos durante el año.

¿A qué se puede deber esta evolución?
Antiguamente, a la gente le encantaban los colores vistosos ya que simbolizaban riqueza. Fue en el siglo XIX cuando se pusieron de moda las tonalidades oscuras en los trajes de caballero. A partir del siglo XX, también la moda femenina fue perdiendo color. Basta pensar en el icónico vestido negro de Coco Chanel. Pero este fenómeno no es exclusivo de la moda, observamos una tendencia similar en el diseño de interiores y la arquitectura. Hace solo 50 o 60 años, a nadie se le hubiera ocurrido pintar las paredes de su casa de blanco, mientras que hoy es el estándar. Esa misma tendencia se está produciendo ahora en el mundo del automóvil. Por cierto, desde el punto de vista de la seguridad vial, el blanco es una buena opción, ya que estadísticamente los coches blancos son los que menos accidentes sufren. Probablemente gracias a que es el color que refleja todas las longitudes de onda y es por tanto más visible.

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¿Por eso es tan popular el blanco?
El blanco es un color muy discreto, que no necesita llamar la atención. La mayoría de la gente busca precisamente eso: no llamar la atención. Y, para ello, nada mejor que colores como el blanco, el negro el plata o el gris.

Parece como si le apenara un poco...
Casi todos los turistas que visitan La Habana se quedan prendados de los coches de colores que pueblan sus calles. Pero la razón de esa variedad cromática es que los automóviles datan de una época en la que todavía estaba de moda comprar coches de colores llamativos. En los años sesenta y setenta del siglo XX, las calles de París o Stuttgart eran, en ese sentido, como las de La Habana hoy. Antes sabíamos usar mejor la enorme fuerza simbólica, el poder que tienen los colores.

¿Cómo y en qué influyen los colores?
Numerosos estudios demuestran que los colores ejercen una gran influencia sobre nosotros. Los alpinistas, por ejemplo, pasan menos frío si los anoraks que llevan son rojos, un color que todas las personas perciben como cálido. En el trabajo, quienes tienen el fondo de pantalla azul aportan aproximadamente el doble de ideas que aquellos que trabajan con un escritorio rojo. Los colores tienen una fuerza asombrosa.

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Jean-Gabriel Causse
Nacido en 1969, este especialista en colores actualmente vive en París. Es asesor cromático de distintas casas de moda y cosméticos. También ha asesorado a hospitales en esta materia. Ha publicado el libro El asombroso poder de los colores (editorial: Ateneo).

¿De dónde procede esa fuerza?
El efecto de los colores se debe a factores biológicos, culturales y psicológico-personales.

¿Podría explicarlo con más de detalle?
Todas las culturas asocian el color rojo con conceptos como fuerza y agresividad. Pasa incluso lo mismo en el reino animal. Un ejemplo: los niveles de la hormona del estrés en sangre –corticosterona– de los pinzones aumenta un 58% cuando se topan con otros ejemplares de su misma especie con el plumaje de color rojo. Todo apunta a que también produce en nosotros un efecto físico directo sencillamente debido a la longitud de onda de la luz roja.

¿Y cuáles serían factores culturales?
El color rojo nos advierte de la presencia de peligros, un efecto que con toda probabilidad también es aprendido. Desde pequeños sabemos que las señales de prohibición son rojas. Además, el rojo también es el color que asociamos con los coches deportivos italianos. Pero esta asociación no se debe a ninguna ley natural, sino que es producto de un suceso histórico totalmente casual: durante la famosa Copa Gordon Bennett de 1900, al equipo inglés le asignaron el color verde (British Racing Green); a los franceses, el azul; a los alemanes les tocó el blanco y a los italianos, el rojo. Por eso yo jamás me compraría un Porsche rojo: es un color que no le pega nada a un deportivo alemán.

¿Y de qué color se compraría usted un Porsche?
Naranja, sin ninguna duda. Quizá se deba al hecho de que cuando era niño me cruzaba a menudo con un Porsche de ese color. Por cierto, aquí estaríamos hablando ya de los efectos personales de los colores. Que un color nos guste o nos anime puede deberse a vivencias aparentemente insignificantes.

Los colores monótonos son menos frecuentes en los coches deportivos.
Exacto. Porque quien se compra un deportivo está un poco más en la lógica del juego. Se trata del placer, la diversión; la vida ya es lo suficientemente seria. Pero además es que muchos deportivos son auténticas maravillas. Yo, por ejemplo, nunca me cansaré de admirar las elegantes líneas del Porsche 911. Con este coche te sientes casi en la obligación de elegir un color que también sea llamativo. Creo que deberíamos volver a atrevernos con los colores vistosos. Como dijo Walt Disney: «Solo una vida en color te hará feliz».

Texto Jakob Schrenk
Fotografía Sven Cichowicz

¿De qué color quiere su Porsche?

Además de los colores estándar y metalizados, Porsche también ofrece un gran número de colores especiales e individuales. A la hora de elegir el color del coche, se aprecian diferencias en función de la región de origen de los compradores y en parte de la serie de modelos elegida. En Europa y Estados Unidos, los colores más habituales en todos los modelos son el negro, el blanco y el gris. En Europa, el color más frecuente para el 911, el Cayenne y el Panamera es el negro jet metalizado. En Estados Unidos los clientes suelen escoger el negro estándar solo para el 911 y el Cayenne, mientras que para el resto de modelos se decantan mayoritariamente por el blanco. Por el contrario, en China los más solicitados son el blanco y el caoba metalizado. Este último es el favorito para los Cayenne, mientras que para los 911 los clientes chinos prefieren el blanco, seguido por un color especial, el naranja lava. Aproximadamente el 1% de los clientes se decanta por un color individual. Porsche hace todo lo posible por satisfacer los deseos cromáticos de sus clientes, especialmente en el asesoramiento de la fabricación exclusiva en los centros de Zuffenhausen, Leipzig, Atlanta, Los Ángeles, Dubái y Shanghái. El diseñador y arquitecto italiano Carlo Rampazzi, por ejemplo, quiso que su 911 Turbo fuera del mismo color naranja bogavante que un plato que compró de joven durante un viaje a la Costa Azul y que él asocia con el mar y el verano. Porsche cumplió su deseo.