Porsche - Esto sí que es motivo de celebración

Esto sí que es motivo de celebración

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Izquierda: Sarah y Hiram Vazquez, Shreveport (Louisiana), EE.UU., Cayman; derecha: Rainer Otto y familia, Königswinter, Alemania, 911 Turbo.

Desde hace 65 años recoger el propio Porsche en fábrica es algo muy especial. Aquí le mostramos cómo se vive esta experiencia.

Aveces todo empieza con un coche Matchbox. En el caso de Torsten Welcker se trata de un cabrio nueveonce en miniatura que hace años le regalaron unos amigos. «¡Con el interior en rojo!», dice este hombre de 49 años sonriendo. Aún lo guarda, y la pasión de conducir un día un Porsche de verdad nunca más le ha abandonado. Y hoy ha llegado el día en que su sueño se convierte en realidad en escala 1:1.

Ya a las ocho de la mañana reina una gran animación en la nave de recogida en fábrica de Porsche, justo a la entrada principal de la Fábrica II de Zuffenhausen. Llegan los primeros clientes. Después de presentarse en la recepción toman asiento en los sofás negros de piel, beben café, comen algo ligero. Sus caras dejan entrever alegría y un cierto nerviosismo. El ambiente recuerda un poco el momento antes de abrir los regalos en Navidad. Hoy el regalo se lo hacen ellos mismos: el propio Porsche. Para la mayoría se cumple por primera vez un sueño que hace tiempo que persiguen. Otros ya han estado aquí antes, pero no por ello están menos nerviosos.

Naturalmente Torsten Welcker se ha decidido por un cabriolet. Sin embargo no es blanco como el Matchbox, sino negro con llantas negras. Eso sí, está dotado de costuras de color rojo y el doble embrague de Porsche (PDK), que para Welcker es muy importante. Le gusta lo deportivo, tanto en los coches como en la ropa. Lleva tejanos y una sudadera con capucha. «¿Lo quiere con o sin soportes de matrícula, o atrás con y delante sin?», le pregunta la empleada de la recepción. «La mayoría quiere atrás con y delante sin», añade. Elige la opción contraria. Se acerca el gran momento.

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Izquierda: Torsten Welcker, Reichelsheim, Alemania, 911 Carrera 4 GTS Cabriolet; derecha: Joseph Dason, Toronto, Canadá, Panamera GTS.

Pero antes de ir a ver el coche, el programa de recogida nos invita a dar una vuelta por la fábrica. Una experiencia que, aparte del vehículo en sí, para muchos clientes representa el punto álgido del día: pasear por el núcleo de la empresa, ver dónde se ha fabricado el propio Porsche, para luego poder contarlo. La visita guiada dura aproximadamente una hora y media. Hay varias visitas guiadas al día, en alemán y en inglés. «Aunque la mayoría de visitantes vienen de Alemania, cada día hay más futuros conductores de Porsche que cruzan el océano para ver la Fábrica II», explica Ronald Till, del departamento de recogida de automóviles. Uno de ellos es Joseph Dason. Ha venido expresamente desde Canadá para recoger hoy un Panamera GTS. Efectivamente también el Panamera, el Cayenne y el Macan, que se construyen en Leipzig, se pueden recoger en Stuttgart, y a cambio, el Boxster, el Cayman, el 911 y el 918 Spyder se pueden recoger también en la fábrica sajona. Existen buenos argumentos para ambas sedes: Leipzig ofrece la posibilidad de dar rápidas vueltas en el circuito de carreras propio de la fábrica, mientras que Zuffenhausen presenta de una forma muy atractiva la historia de la empresa en el Museo Porsche.

Joseph Dason se ha decidido por la historia, aunque tampoco su pasado, el que le ha llevado finalmente a Stuttgart, está exento de interés. Este ingeniero de 62 años es australiano de origen y vive en Toronto desde hace 24. Junto con su mujer, su hijo y su padre había planificado un viaje por Europa, ya que este último, de 92 años, había emigrado en su momento de Polonia a Australia y quería volver a visitar su país natal. Primero Joseph Dason recogió a su padre en Australia para llevarle a Canadá y desde allí viajar juntos a Europa. Pero pocos días antes de iniciar el trayecto su padre dijo que no se sentía con fuerzas para el viaje. ¿Y ahora qué iban a hacer? Al fin y al cabo ya tenían los billetes de avión… Suerte que Joseph Dason había encargado un Panamera GTS, y en lugar de hacérselo entregar en Canadá reservó el European Delivery Program.

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Un conductor con fama: el director de orquesta Herbert von Karajan (en el centro) recoge un 550 A Spyder en 1959.

Con este programa, Porsche ofrece a los clientes de Norteamérica la posibilidad de combinar la recogida del vehículo con un tour motorizado por Europa. El cliente busca los destinos y Porsche organiza el recorrido: desde el trayecto individual pasando por el alojamiento en el hotel hasta el posterior transporte del vehículo al país de residencia. 16 ciudades europeas, así como las fábricas de Zuffenhausen y Leipzig, disponen de los llamados puntos drop off, en los que se puede entregar el Porsche para que pueda viajar en barco a casa. El tour de 16 días de Dason empieza directamente en la puerta de la fábrica y le lleva de Stuttgart a Suiza, Austria, la República Checa, Polonia, claro, y de vuelta hacia Alemania.

«Está todo muy limpio y se respira una gran calma. Además los trabajadores parecen trabajar realmente a gusto aquí», dice cuando vuelve de la visita a la fábrica. Como ingeniero sentía especial curiosidad por ver la producción de Porsche.

Ahora es hora de ver el coche de su propiedad. El servicio de atención al cliente se toma una buena hora y media de tiempo por vehículo para explicar el coche con detalle a cada nuevo propietario y contestar a todas las preguntas. La sala de entrega se encuentra un piso encima de la sala de exposiciones. «Se nota cómo el cliente se va emocionando con cada paso», dice el asesor al cliente Till. De media vienen 15 clientes al día a buscar un Porsche a la fábrica de Zuffenhausen. Y esto desde hace unos 65 años. Han venido clientes procedentes de casi cada país, entre ellos también numerosos miembros de la nobleza, actores, deportistas, músicos y otros personajes destacados. Es un día muy especial para todos.

Hacia las 16 horas también Torsten Welcker abandona el recinto con su nuevo 911 Carrera 4 GTS Cabriolet. Para empezar se dirige a su casa de Reichelsheim, cerca de Frankfurt. El fin de semana ha planeado una salida al lago de Starnberg, en Baviera. Seguro que llevará en el maletero un coche en miniatura blanco con interior rojo.

Texto Thorsten Schönfeld
Fotografía Rafael Krötz

65 años de recogida en fábrica

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Un cliente pionero: en 1950 Ottomar Domnick (dcha.) brinda con una copa de espumoso por su 356.

El 6 de abril de 1950 se fabrica en Stuttgart-Zuffenhausen el primer Porsche 356. En el mismo momento empieza la historia de la recogida en fábrica. Lo que en un primer momento empieza con un número reducido de vehículos y clientes y al raso a falta de espacios adecuados, con el paso de los años cada vez va ganando más adeptos. Actualmente acuden a Zuffenhausen y Leipzig más de 5.000 clientes al año para recoger su nuevo Porsche directamente en fábrica. Para que esta experiencia sea especial, Porsche ofrece un amplio programa marco. Éste incluye entre otras cosas la visita a la fábrica, un almuerzo y, en Zuffenhausen, la visita al Museo Porsche, mientras que en la sede de Leipzig se puede poner a prueba el coche en el circuito de carreras de la fábrica. Más informaciones en www.porsche.com bajo las rúbricas Servicio y Accesorios/Recogida en fábrica.