Por naturaleza, los números asignados en orden cronológico no suelen ser demasiado atractivos. Aunque la designación 718 puede ser icónica en la actualidad. Empezó con poco más de tres dígitos garabateados en un sistema de archivos de un taller cualquiera de Stuttgart.
Cada nuevo diseño elaborado por Dr. Ing. h.c. F. Porsche GmbH recibía un código; en 1948, el número 356 fue el primer automóvil fabricado bajo el nombre oficial de la marca Porsche. El número 550 –el legendario Spyder– se presentó en 1953. Y, cuatro años más tarde, llegó el 718: sin estar nombrado por un genio del marketing ni por un grupo de expertos, sino por una simple designación consecutiva. Desde algo que puede considerarse poco romántico, el nombre de este pequeño vehículo pronto acapararía el protagonismo en la pista de carreras y, poco más tarde, en el resto de carreteras.
El trabajo con el 718 RSK empezó en el invierno de 1956 y estuvo listo para la temporada de carreras de 1957. Se desarrolló a partir del 550A Spyder, y presentaba un chasis tubular de construcción ligera, frenos más potentes y una suspensión delantera mejorada.
En 1960, un nuevo 718 –apodado RS 60– hizo su aparición en escena con una carrocería reformada y motores que sacaban lo mejor de un árbol de levas más fuerte. Esta versión revisada también consiguió victorias en las 12 Horas de Sebring, en la Targa Florio y en muchas otras competiciones. En conjunto, el 718 RSK y el RS 60 ganaron más de 1.000 carreras, acumulando victorias a nivel general pero sobre todo en las categorías de cilindrada pequeña. Dominando el automovilismo de finales de los años 50 y principios de los 60, el 718 demostró ser un vehículo fundamental para Porsche. Destacaba el poder de la eficiencia y la precisión, demostrando que sus coches de carreras con motor plano estaban a la altura de los mecanismos más potentes de la competencia.
Conocido como el vencedor de los gigantes en el circuito, es posible que el 718 fuese subestimado una vez pasado su apogeo. Atrapado entre los legendarios 550 y 911, el legado del 718 se redujo –durante un tiempo– a los círculos de aficionados de Porsche y a los devotos del automovilismo vintage. Sin embargo, no es posible silenciar a los campeones durante mucho tiempo y en 2016 Porsche volvió a traer a la vida la histórica denominación 718 para una nueva generación de entusiastas.
El 718 Boxster GTS 4.0 y el 718 Cayman GTS 4.0 se inspiran en su predecesor de mediados de siglo como vehículo deportivo de dos puertas altamente eficiente. Son compactos y ágiles, con las curvas aerodinámicas propias de una línea de modelos que lleva fabricándose durante más de 60 años.
Si bien el 718 empezó de forma humilde, ciertamente se superó con creces. Los sentidos de eficiencia, compactibilidad, prestaciones y utilidad se ajustan a la perfección al contexto del siglo XXI, tal y como lo hacía ya en los años 50 y 60. Canalizando el espíritu del automovilismo de mediados de siglo con aún más gracia y potencia, los nuevos 718 Boxster GTS 4.0 y 718 Cayman GTS 4.0 están listos para seguir siendo ese gran icono.
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