Porsche - Salto en el tiempo
Salto en el tiempo
 

Salto en el tiempo

Paredes de nieve altas como edificios y una imagen histórica que se repite. El salto legendario por encima de un Porsche se vuelve a poner en escena con nuevos protagonistas.

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A punto de saltar
Emoción junto al trampolín en el Timmelsjoch: Lutz Meschke (izquierda), Vicepresidente de la Junta Directiva de Porsche AG y miembro de la Junta Directiva responsable de Finanzas y Tecnologías de la Información, con Aksel Lund Svindal, uno de los competidores de esquí alpino más exitosos de las últimas décadas.

Qué fotografía. De algún modo ha estado siempre presente, en la historia de la marca Porsche, en la vida de los dos hombres que la crearon, en la memoria de innumerables personas que la han visto a lo largo de las décadas. Se tomó en 1960 en el puerto de montaña austriaco Flexen, cerca de Zürs, y dio la vuelta al mundo: un esquiador salta por encima de un Porsche 356 aparcado entre dos altísimas paredes de nieve. Una acción temeraria que de tan desenvuelta y elegante casi parece espontánea. Símbolo del espíritu de esa época que, tras varias décadas difíciles, había vuelto con valor, deportividad y, sobre todo, ganas de vivir. Y un fiel retrato de la marca Porsche y de sus atributos. Desde el principio.

El saltador, en perfecta pose, es el austriaco Egon Zimmermann, uno de los grandes competidores de esquí alpino de su tiempo. Campeón del mundo en 1962 en slalom gigante y vencedor en 1964 en la prueba de descenso en los Juegos Olímpicos de Innsbruck, Zimmermann falleció en 2019 a los 80 años. «Para nosotros Egon vivirá siempre», dice su hermano Karlheinz Zimmermann, de 71 años. «Esta imagen le hizo inmortal».

El segundo protagonista, el Porsche 356, también representa un valor eterno. Con el éxito de este modelo comenzó el ascenso internacional de la entonces aún joven fábrica de deportivos, cuyas raíces se encuentran en Austria. Porsche y la república alpina, una estrecha relación también desde el principio.

La fotografía del salto, subtitulada irónicamente «Tomando un atajo», es considerada la obra más famosa del fotógrafo Hans Truöl, fallecido en 1981.

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1960
Con el salto por encima del Porsche 356 en Zürs am Arlberg, el fotógrafo Hans Truöl y el esquiador Egon Zimmermann crearon un icono de la historia de la marca.

Saltamos al año 2021. En el paso del Timmelsjoch, frontera entre Austria e Italia, incluso al final de la temporada de esquí hay varios metros de nieve acumulados. Aksel Lund Svindal, dos veces campeón olímpico y cinco veces campeón del mundo, uno de los esquiadores alpinos de más éxito de la actualidad, está ultimando los preparativos. Reinan las condiciones ideales: sol, un cielo azul y poco viento. Pero todo el mundo sabe que a una altitud de 2.500 metros las condiciones meteorológicas pueden cambiar de un momento a otro. Por ello el equipo no quiere perder el tiempo. Cinco cámaras se posicionan, se eleva un dron con vídeo. «Cinco-cuatro-tres-dos-uno. ¡Acción!», exclama el productor por el megáfono. La instrucción es para Svindal, que está arriba en la ladera esperando la orden. Comienza a deslizarse suavemente, no muy deprisa. En su punto de mira, a unos 100 metros, hay un trampolín modelado en la nieve. Y toma impulso para su primer salto de prueba. «Los últimos 10 metros son los más importantes. No puedes permitirte ningún error», explica más tarde este noruego de 38 años. «Naturalmente», añade con una sonrisa, «hay que tomar la decisión de saltar en la décima de segundo exacta». Y concentrarse enseguida en el aterrizaje, ya que el vuelo no suele durar más de un segundo. «Lo que pasa por debajo de mis esquíes lo percibo solo de forma borrosa», añade Svindal.

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2021
En la reedición, con Aksel Lund Svindal en el Timmelsjoch, Porsche fusiona perfectamente tradición e innovación.

Debajo, en tierra, acecha el fotógrafo Stefan Bogner, y frente a él, a la debida distancia, un Porsche atravesado en la carretera entre dos paredes de nieve de unos cinco metros de altura. Como aquella vez con Zimmermann y Truöl. Solo que en esta ocasión no es un 356, sino un Porsche Taycan Turbo azul Neptuno, el primer deportivo completamente eléctrico de Zuffenhausen. Bogner espera el momento adecuado. En el instante en que Svindal vuela sobre el Taycan pulsa el disparador. Su cámara graba automáticamente 12 fotogramas por segundo. De esta forma Bogner obtiene todas las fases del vuelo. Pero hay algo que le preocupa: «Necesitamos más sol», exclama el muniqués, que ha cobrado fama en los Alpes como especialista en fotografía dinámica.

Svindal tampoco está satisfecho: «Necesito más velocidad, la postura aún no era la correcta», dice el robusto noruego al revisar las imágenes de su primer salto. «Las piernas tienen que estar más dobladas, las manos más hacia atrás».

Todo tiene que ajustarse, la icónica imagen de 1960 debe reproducirse aquí, en el paso del Timmelsjoch. No como una copia, sino como una reinterpretación del siglo XXI. Una idea por lo menos tan intrépida como el propio salto.

«Nunca te puedes quedar parado. Ni en el automovilismo ni en el esquí».

Aksel Lund Svindal

«Esta reproducción simboliza para nosotros el puente entre el ayer, el hoy y el mañana», explica Lutz Meschke. El Vicepresidente de la Junta Directiva de Porsche AG se ha desplazado al Timmelsjoch para presenciar la espectacular acción. «Para nuestra marca la tradición es muy importante, pero a la vez impulsamos innovaciones para el futuro con toda la energía. Esta simbiosis», explica Meschke, «es parte sustancial de la marca Porsche».

Con el Taycan, Porsche demuestra perfectamente cómo puede presentarse esta combinación de origen y futuro. Es un automóvil sin igual en la historia de la marca pero a su vez se reconoce a primera vista como un Porsche. También lo caracterizan los genes deportivos. Se define como fan de los modelos refrigerados por aire, «pero para mí la electromovilidad es el futuro. ¡Y una gran diversión!», afirma Svindal.

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Descenso
Karlheinz Zimmermann, Aksel Lund Svindal y Lutz Meschke (dcha. a izq.), satisfechos con el resultado de la producción fílmica y fotográfica.

Una diversión que también quisieron disfrutar Hans Truöl y Egon Zimmermann con aquel histórico hito. Para entonces Truöl ya era un renombrado fotógrafo que además de los acontecimientos deportivos acompañaba a la sociedad alpina en los escenarios de los deportes de invierno. La fotografía fue «fruto de un capricho en un momento en que se ofreció una extraña oportunidad», narra Karlheinz Zimmermann. Un gigantesco alud había bloqueado el paso de Flexen, la única conexión entre Stuben y Zürs am Arlberg. Hubo que abrir un pasadizo con grandes máquinas, y a derecha e izquierda de la carretera quedaron amontonadas grandes masas de nieve. «Las paredes de nieve nunca habían sido tan altas», recuerda Zimmermann, «eso fue lo que incitó a Truöl y mi hermano».

El atrezo más importante de la imagen, el Porsche 356 B color rubí, era el automóvil de Truöl, desvela Zimmermann. «Para mi hermano y para mí, en aquellos tiempos el 356 era un sueño inalcanzable». Y así es como sucedió todo: «Cortar la carretera, colocar el Porsche, saltar, y listo». La operación Salto 2.0 de 2021 no se realiza con tanta despreocupación. Al fin y al cabo, no solo se fotografía, sino que también se filma desde todas las perspectivas.

El recuerdo se aviva cuando el equipo de Porsche, el de filmación, el fotógrafo Stefan Bogner y Aksel Lund Svindal se están preparando para el momento decisivo. «Estoy orgulloso de formar parte del legado de Porsche», reconoce el embajador de la marca Svindal. «Poder escribir aquí el próximo capítulo es para mí un honor especial». Svindal tiene una vinculación con Egon Zimmermann, al que incluso conoció personalmente porque también él fue campeón olímpico en descenso. «Y ambos llevamos en nuestras carreras el número 7», explica Svindal orgulloso – aunque sea con 54 años de distancia.

Stefan Bogner también tiene una relación personal con la legendaria imagen: «Hans Truöl ya fotografió a mi tío y a mi abuelo», cuenta. Willy Bogner sénior y Willy Bogner júnior cuentan todavía hoy entre los deportistas más famosos del esquí alemán. «Para mí se cierra un círculo», dice el fotógrafo antes de devolver la atención a su cámara.

«Hoy hemos escrito un capítulo en la historia».

Lutz Meschke

Pero todavía falta un poco para que el círculo se cierre totalmente. O la posición del sol no es favorable, o las nubes cubren el cielo, o los copos de nieve se arremolinan en la escena. Aksel Lund Svindal salta una y otra vez con una precisión reservada a los deportistas de élite. Y con cada intento mejora un poco: el salto, la posición en el aire, la posición de los esquíes y el aterrizaje. «Nunca te puedes quedar parado, darte por satisfecho», explica Svindal, «tienes que evolucionar continuamente. Tanto en el automovilismo como en el esquí. Esto es lo que me une a Porsche».

Finalmente el cielo se vuelve a abrir sobre la montaña, Stefan Bogner hace una señal con la mano, todos se dirigen a sus posiciones. Svindal arranca de nuevo desde arriba, y salta.

«¡Ahora sí!», exclama Bogner tras comprobar las tomas. «Esta ha salido a la perfección». Está satisfecho. No: entusiasmado. «Una cosa así la haces solo una vez en la vida».

Karlheinz Zimmermann piensa en este momento en su hermano Egon: «Si todavía viviera, estaría hoy aquí», comenta claramente emocionado. «Quizás nos esté viendo desde arriba».

Todos los participantes en la toma sienten la grandeza de este momento: «Hoy hemos escrito un capítulo en la historia», concluye el miembro de la Junta Directiva Lutz Meschke. «No nos quedamos parados a disfrutar los éxitos, sino que nos atrevemos siempre a dar el salto, a desplazar los límites. Esto es lo que nos caracteriza». Porsche, en una frase.

Texto Thomas AMMANN
Fotografía Stefan BOGNER, Archivo Hans TRUÖL

El vídeo de esta producción les espera online en christophorus.porsche.com