Porsche - Un arco triunfal

Un arco triunfal

[+]

Una sensación intensa incluso a velocidad moderada: el 911 Targa 4S se desliza por el puente de Oresund de Copenhague a Malmö en la séptima marcha

El Porsche 911 Targa no sólo establece un puente entre el cupé y el cabrio, sino que también combina como ningún otro modelo tradición y modernidad. La travesía de Copenhague a Malmö le ofrece al deportivo un marco escénico en el que encaja a la perfección.

El marco escénico parece la fotografía de una representación de ballet. Primero está esa subida impetuosa a la que sigue una recta suave para, finalmente, volver a descender otra vez. Y a continuación, aún hay que girar a la izquierda (visto desde el lado danés). Como una secuencia de pasos de baile inmortalizada en una instantánea que exhala una majestuosa elegancia y una serena ligereza. Para ser un puente, por lo general siempre tan cargados de valor simbólico y con una estructura tan pesada, el puente de Oresund entre Dinamarca y Suecia desprende una liviana elegancia.

Sobre todo en la alborada. Una suave niebla se extiende juguetona sobre el mar envolviendo los pilones en una especie de abrazo, mientras los primeros rayos de sol se reflejan ya en el asfalto. La carretera sigue mojada de la lluvia que cayó por la noche y apenas hay tráfico. El Porsche 911 Targa 4S se desliza tranquilamente en la séptima marcha por la vía de dos carriles. Como es natural, el techo está abierto. El fuerte viento que sopla no afecta en absoluto al coche, que se mantiene impávido en el carril. En el interior apenas se percibe la más mínima ráfaga o turbulencia, pero sí se oye perfectamente el sonido del motor bóxer de seis cilindros y se percibe nítidamente el olor a mar. Si se quisiera, se podría ir más rápido, pero la vista y el resto de los sentidos también quieren disfrutar del viaje.

De repente, se presenta una vista impresionante. A través de la capota abierta aparecen los cuatro pilones de 204 metros de altura unidos al puente elevado por medio de 80 cables oblicuos dispuestos en forma de arpa. El puente elevado es la parte central que se extiende a lo largo de 490 metros a 57 metros sobre el mar. El puente en sí mide 7,85 kilómetros y toda la travesía tiene una longitud de aproximadamente 16 kilómetros. Comienza en el lado danés con un túnel de cuatro kilómetros que conduce a la isla artificial llamada Peberholm (islote de la pimienta) y, a partir de ahí, comienza el puente propiamente dicho.

[+]

Con el techo abierto, el conductor puede disfrutar del sonido del motor bóxer y de la brisa marina

[+]

El fuerte viento que sopla en el puente no deshace el peinado, pues en el interior no se percibe ni la más mínima ráfaga de viento

Esta obra, que durante décadas tuvo que salvar numerosos escollos políticos, tuvo un coste total de mil millones de euros y se contruyó en menos de cinco años: se comenzó a construir en noviembre de 1995 y se inauguró el 1 de julio de 2000. Dado que el puente de Oresund se terminó casi al mismo tiempo que el puente del Gran Belt, los países europeos se acercaron un poco más entre sí. Ahora ya sólo falta la unión a través del estrecho de Fehmarn. Por cierto, por debajo de la autopista de cuatro carriles del puente de Oresund discurre la línea ferroviaria de dos vías que une Copenhague con Malmö. Pero… ¿quién iba a querer utilizar el transporte público pudiendo hacer el mismo recorrido sentado al volante de un Porsche 911 con una potencia de 294 kW (400 CV)?

El Targa celebró su lanzamiento en septiembre de 1965 en el Salón Internacional del Automóvil de Frankfurt. «El Targa no es ni un cabrio ni un cupé ni un hardtop ni una limusina, sino algo totalmente nuevo», se anunció entonces a la prensa. El Targa constituía la respuesta a la insistente demanda de los distribuidores americanos de Porsche de una versión abierta del 911 después del gran éxito obtenido en los Estados Unidos por el modelo predecesor, el 356, sobre todo como cabrio. El problema era que cada vez más fabricantes fueron retirando esta variante debido a que en este país las normas de seguridad para cabrios se fueron haciendo cada vez más restrictivas y, por ello, Porsche necesitaba una nueva solución. Desde el principio se pensó en un «auténtico» cabrio y los primeros esbozos mostraban ya un coche muy abierto. Una vez más, Porsche reaccionó haciendo de la necesidad una virtud.

El nombre se debe, por un lado, al ancho arco antivuelco previsto detrás de los asientos que, al igual que el escudo medieval denominado «targa» en italiano, sirve de protección y, por otro lado, también hace referencia a la carrera Targa Florio que se disputaba en Sicilia y en la que Porsche obtuvo por primera vez en 1956 una victoria absoluta, que todavía volvería a repetir diez veces más hasta 1973. Extrayendo la parte delantera del techo y (hasta el año modelo 1969) la luna trasera de plástico montada detrás del arco antivuelco, entraba suficiente aire fresco como para despertar una auténtica sensación de cabrio.

[+]

La tradición entronca con la modernidad: el arco de seguridad del Targa actual es plateado, como lo era el del modelo original de hace cincuenta años

El techo del Targa se podía plegar fácilmente y guardar en el maletero. En cualquier caso, el automóvil al que Porsche calificaba de cabrio de seguridad cumplía los severos requisitos exigidos para su autorización en los Estados Unidos y ya a principios de los años setenta el porcentaje de Targas en la serie del 911 suponía aproximadamente un 40%.

El Targa original existió hasta 1973. El modelo G de Targa se contruyó entre 1974 y 1989, al final también como Turbo. Las variantes del tipo 964 (entre 1990 y 1993) fueron los últimos modelos con techo extraíble. Por su parte, el tipo 993 tenía un amplio techo panorámico de cristal al igual que el tipo 996, que además tenía una luna trasera abatible hacia arriba. Del tipo 997 se volvió a construir el Targa con techo de cristal, que al principio solo se podía adquirir con tracción total, cosa que no es de extrañar, pues al fin y al cabo, el Targa es un coche para todo el año y por eso también quiere salir a la calle en invierno. Incluso abierto.

Con techo, el Targa es como un cupé: sereno, sosegado y muy cómodo para trayectos largos. Sin techo, sigue siendo cómodo y ni siquiera se deshace el peinado, pero se vuelve algo más directo, más ruidoso y más natural. Y si además se bajan las ventanillas, la experiencia se hace aún más intensa y vital. Cuando el sonido del bóxer se mezcla con el ruido de los tractores, con el trino de los pájaros, con la bocina de un autobús o con el timbre de una bicicleta y cuando, al mismo tiempo, se percibe el olor a campo, a asfalto caliente o a neumático, se experimenta en toda su plenitud el goce de viajar al descubierto, ya sea subiendo a la montaña al amanecer o a este puente entre Dinamarca y Suecia, que parece la coreografía de un ballet moderno.

[+]

Una parada en la gasolinera Skovshoved, abierta en 1936 al norte de Copenhague y diseñada en estilo funcionalista por el arquitecto Arne Jacobsen

También es una forma de ballet lo que ejecuta el nuevo 911 Targa: un ballet tecno. La cúpula de cristal trasera sube y se repliega hacia atrás. Se abren entonces dos trampillas en el clásico arco del Targa que dejan al descubierto la cinemática de la capota textil reforzada con placas de magnesio. Sus dos mitades se repliegan por detrás de los dos asientos traseros y la cúpula de cristal se vuelva a cerrar. Diecinueve segundos es lo que dura este espectáculo de movimiento fluido que se desarrolla con una serena calma. Un espectáculo tan cautivador, que en lugar de subirse al coche, uno casi preferiría seguir pulsando una y otra vez el botón. En fin, este entretenimiento se puede dejar para la gasolinera, donde hay tiempo para juguetear.

«Imagínese que se vuelve a encontrar con el amor de su juventud. Y aún es más bella ahora que entonces». Así es como Porsche promociona su nuevo Targa. Y con razón. No es sólo el ballet tecno lo que deja admirado al espectador, sino también la distinción de su figura, sin duda uno de los 911 más bellos. Su purismo y vigor combinados con la línea de filigrana conforman un conjunto delicioso. El arco plateado del Targa confiere todavía más armonía a las líneas verticales, sin que ello vaya en detrimento de las horizontales. Algo que también se puede aplicar al puente de Oresund: si bien se extiende a lo largo, la vista se posa en sus fornidos pilones, que constituyen el elemento central en torno al cual gira el resto de la construcción, y todo ello se fusiona en un movimiento fluido.

El año pasado, tras un concierto en Malmö, el grupo Manic Street Preachers se dirigió a Copenhague a través del puente de Oresund. De repente, en mitad del puente, Nicky Wire, bajista y autor de la letra de las canciones del grupo galés, tuvo la sensación de que ya no podía más y decidió abandonar el grupo. Un lugar muy peculiar para tomar semejante decisión, pues los puentes tienen un alto valor simbólico como nexo de unión. Esta experiencia le inspiró a Nicky Wire a escribir la canción «Walk Me to the Bridge», que se publicó el año pasado en su nuevo álbum «Futurology». Por cierto, tras la travesía cambió de opinión y decidió quedarse con los Manic Street Preachers.

Texto Peter Ruch
Fotografía Steffen Jahn

911 Targa 4 GTS

La designación GTS significa en Porsche más prestaciones, más dinámica de conducción y un diseño purista. Como quinta variante de modelo del nueveonce con esta designación, el 911 Targa 4 GTS celebró su primicia mundial en enero en el Salón del Automóvil de Detroit.