Porsche - «Las innovaciones garantizan el futuro».

«Las innovaciones garantizan el futuro».

El nuevo CEO de Porsche, Oliver Blume, asume su puesto en tiempos de cambios. ¿Cuánto tiempo le queda al motor de combustión? ¿Hasta cuándo seguiremos llevando nosotros el volante? ¿Cuándo nos reemplazarán los ordenadores? Sus respuestas son contundentes y valientes, no aptas para mentes inmovilistas.

Sr. Blume, ¿qué significa para usted ser innovador?
Theodore Levitt, ex profesor de Harvard y padre del término «globalización», decía que la creatividad es pensar cosas nuevas, mientras que la innovación es hacer cosas nuevas. Creo que es la frase que mejor refleja mi forma de entenderlo.

¿Y qué es más difícil: ser creativo o ser innovador?
Probablemente lo segundo. Todo comienza siempre con una buena idea, pero hasta que no se materializa no se convierte en una innovación. Y esto exige un gran esfuerzo, ya que las innovaciones no nacen por generación espontánea. Por muy nueva o brillante que sea, si una idea no supone un paso adelante para la empresa, si no interesa a los clientes o no es rentable, no es una innovación. Una innovación es cuando el mercado responde entusiasmado.

Por lo tanto, ¿ser innovador significa darle al cliente lo que quiere?
No cabe duda de que una empresa tiene que conocer a sus clientes. O saber anticiparse a lo que quieren. Pero si tan solo se tratara de eso, los hermanos Wright hubieran continuado vendiendo bicicletas en lugar de inventar el aeroplano.

Como parte de su Estrategia 2025, está lanzando una ofensiva de innovación en Porsche. ¿Por qué?
Por un lado, las demandas de los clientes en materia de movilidad individual están transformándose radicalmente, y por otro, los avances tecnológicos que se están produciendo en el ámbito de la técnica automovilística y la producción de vehículos nos obligan a pensar de una forma completamente distinta. Las palabras clave son electrificación, digitalización y conectividad. Esto implica que la industria automovilística –incluida Porsche–, se encuentra ante un cambio de sistema, lo cual tiene una doble vertiente, pues es al mismo tiempo un inmenso desafío y una oportunidad formidable. Queremos seguir siendo el número uno en fabricación de deportivos las próximas dos o tres décadas. Y si me preguntan a mí, aún un poco más.

¿Puede una empresa imponer por decreto una cultura de la innovación, de generación de ideas?
No, no creo. No es tan fácil como apretar el interruptor de la luz. Pero lo que sí podemos hacer es crear espacios que permitan desarrollar la creatividad y dejen margen para quitarse las orejeras y mirar más allá. En el epicentro de este escenario se encuentra el ser humano, ya que si pretendo que la creatividad me lleve a alguna parte, antes tengo que comprender qué mueve a las personas a generar ideas o, en su caso, qué se lo impide. ¿Qué necesitan? ¿Qué les motiva? ¿Qué lectura se hace de los errores? Un programa de innovación no invierte en patentes ni en inventos, invierte en personas. Las innovaciones están estrechamente ligadas al entusiasmo y la emoción.

¿Se puede enseñar a ser innovador?
Eso también es difícil. Se puede transmitir conocimiento, mejorar las habilidades, crear un marco organizativo en el que las personas se puedan desarrollar mejor… pero ¿se puede entrenar la curiosidad? El deseo de innovar nace de uno mismo. Digamos que tiene que haber una predisposición. Hay personas que disfrutan gestionando problemas y no les importa dónde, cuándo ni con quién. Lo importante es que al final prospere algo… o no. Ese es el tipo de persona que buscamos. Las bases del éxito son realizar una gestión sistemática y profesionalizada de la innovación y tener el valor necesario para llevarla a la práctica.

¿Y cuál es su plan para conseguirlo?
En primer lugar, definimos ámbitos en los que Porsche es especialmente innovadora, o sea diseño o motor, así como los procesos productivos y materiales ligados a ello. En segundo lugar, diseñamos un plan transversal de gestión de la innovación que englobe a todos los departamentos –las innovaciones atañen a toda la empresa– y establezca una transparencia absoluta para nuestros proyectos de innovación. Por último, estimulamos la capacidad de innovación de cada departamento. Tenemos que incrementar la velocidad de los procesos, la flexibilidad en el uso de los medios y la cualificación de los empleados.

¿No es Porsche lo suficientemente innovadora?
Lo que está claro es que Porsche fue, es y será sinónimo de innovación. El 356, el 911, el Boxster, el Cayenne o el Macan, y gigantes tecnológicos como el 959, el Carrera GT o el 918 Spyder son iconos de una cultura de deportivos única. El techo Targa, el turbocompresor del 911, el eje trasero direccional del 928, el transaxle del 924, el turbocompresor secuencial del 959 o el alerón frontal activo del actual 991 son auténticos hitos tecnológicos. Porsche ha inventado el motor híbrido. Con el LMP1, vencedor de Le Mans y campeón mundial, Porsche ha vuelto a revolucionar, y a dominar, las carreras de deportivos… El Mission E, el primer Porsche puramente eléctrico, ha subido el listón en términos de potencia, dinámica de conducción, autonomía y tiempos de carga. No es exagerado afirmar que Zuffenhausen y Weissach son el Silicon Valley de la producción de deportivos.

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Oliver Blume

Nació en 1968 en Braunschweig. Es el Presidente de Dr. Ing. h.c. F. Porsche AG desde octubre de 2015. Antes de acceder a su nuevo puesto de Presidente de la Junta Directiva, fue el máximo responsable de Producción y Logística durante dos años y medio. Blume creció profesionalmente en el Grupo Volkswagen. Ha trabajado para Audi, Seat y el consorcio Volkswagen, donde su último cargo fue el de Director de Planificación de la Producción. En 2001, Blume se doctoró en Ingeniería en el Instituto de Técnicas para la Automoción de la Universidad Tongji de Shanghái.

Algunas innovaciones tienen su origen en tiempos remotos, ya forman parte de la tradición. ¿En qué modo lastra esto la concepción de ideas?
Poco. La tradición es un compromiso, nos da impulso. En Porsche, tradición e innovación son las dos caras de una misma moneda, inseparables una de la otra. Sin nuestra tradición hoy no estaríamos donde estamos. Vivimos de ella. Pero cuando se convierte en un «lo hacemos así porque siempre lo hemos hecho así», la tradición se vuelve peligrosa. Sin innovaciones peligra todo el concepto de la nueva movilidad individual. Como dijo alguien una vez, en lugar de «Sí, pero», hay que decir «Sí, y además…». Lo importante es ser capaces de innovar sin apartarnos de la tradición.

¿Y cómo se logra eso?
Poniendo el foco en los cuatro pilares fundamentales: sistema de propulsión, construcción ligera, conectividad y sistemas activos de asistencia a la conducción y la seguridad.

Además, Porsche crea la Digital GmbH con sede en Luisburgo y sucursales en Silicon Valley, China y Berlín. ¿Por qué?
Allí la densidad de propuestas es especialmente elevada.

¿Cuánto de Apple o Google hay en ella?
Para empezar, hay mucho de Porsche. Nosotros también necesitamos una mentalidad innovadora y una estructura que no se base en la casualidad sino en un sistema.

¿Puede concretarlo?
La compañía es una especie de centro de competencias de la movilidad digital. Queremos avanzar lo antes posible. Aquí los empleados, equipos y departamentos trabajan como start-ups, es decir, buscando dónde y cómo se puede aportar valor añadido y soluciones innovadoras. Los errores forman parte del proceso de aprendizaje. Además, Digital GmbH busca participaciones en fondos de capital de riesgo seleccionados. Juntos ofrecen capital propio a empresas innovadoras y de crecimiento rápido y crean acceso a las nuevas tecnologías. Queremos aprender y sacar provecho de ello. Por último, Digital GmbH tiene que servir para crear una red de contactos. Se dedica profesionalmente a explorar tendencias o impulsa la colaboración a largo plazo con otros viveros de ideas.

¿Va a convertirse Porsche en una empresa distinta?
No pretendemos cambiar nuestra idiosincrasia ni remodelar la empresa de arriba a abajo. Lo que queremos es que se generen sistemáticamente ideas que lleguen a todos los departamentos y que las mismas se implementen de forma rápida y flexible. Queremos dar respuesta a cuestiones apremiantes sin cerrarnos a lo nuevo. No queremos una mentalidad evasiva, sino emprendedora en el sentido estricto de la palabra. No queremos cambiar, sino mejorar.

¿Eso afecta solo a los productos?
Ese es uno de tres grandes equívocos.

¿Nos los puede especificar?
Cuando hablamos de innovación, muchos piensan que el resultado será un nuevo coche. Puede ocurrir, pero no tiene por qué. Los líderes en innovación cubren muchas más facetas. Así, además de tecnologías y productos, se ocupan intensamente de procesos, servicios y colaboraciones, e incluso de modelos de negocio. El segundo error es una extensión del primero: ¿Todo lo que hago tiene que ser siempre nuevo, único y revolucionario? En absoluto. Puede ganar el primero que mueve ficha, o el que reacciona con rapidez. Porsche no inventó el SUV, pero hizo un Porsche a partir de él.

¿Y el tercer error?
Pensar que un proceso de optimización permanente ya es suficiente innovación. Lo hacemos todo un poco más rápido, fácil y económico. Me refiero a que también tenemos que tener el coraje de poner en cuestión aspectos más básicos. De hecho, si no fuera así, no existiría el Porsche Mission E.

En cuanto a la innovación, ¿toma Vd. la iniciativa o sigue la tendencia general?
Porsche es la impulsora de una cultura de deportivos. Pero no estamos ciegos. Nuestras innovaciones también tienen que contribuir a protegernos de los posibles ataques de nuevos contrincantes.

¿Teme que Google se ponga a fabricar Porsches?
Siento mucho respeto por la espectacular cultura de aprendizaje y creatividad de Google y creo que podemos aprender mucho de ella. El coche hiperconectado y autónomo, por ejemplo, solo se puede hacer realidad colaborando estrechamente con empresas del ámbito de la informática y la comunicación. Lo que me da que pensar es el atractivo que ejercen este tipo de empresas sobre personas que también nos gustaría tener con nosotros. La batalla por atraer el talento es más encarnizada que nunca, y por eso tenemos que ofrecer muchas más opciones y margen de desarrollo. Para ello necesitamos una cultura en la que digamos con más frecuencia «De acuerdo, ¡adelante!» en lugar de «No puede salir bien». Tenemos que dejar de ver los fracasos como un estigma y asumir que forman parte del camino hacia el éxito.

Texto Rolf Antrecht
Fotografí Max Kovalenko

El futuro digital de Porsche

«La digitalización conduce a un renacimiento del automóvil y lo coloca en el centro de nuestro estilo de vida digital», dice Thilo Koslowski.

Porsche acaba de fundar la Porsche Digital GmbH para convertir a la empresa en el proveedor líder de soluciones digitales de movilidad en el segmento de automóviles de gama alta. Al frente de ella estará Thilo Koslowski, un experto tanto en el sector automovilístico como en el de Internet y nuevas tecnologías que hace poco llegó a la empresa procedente de la consultora informática americana Gartner Inc.

Wolfgang Porsche, Presidente del Consejo de Administración de Dr. Ing. h.c. F. Porsche AG, afirma: «Nuestra Digital GmbH fortalece la marca, crea experiencias innovadoras para los clientes y nos permite entablar relaciones con nuevos socios. En ella confluyen la tradición de Porsche con la fuerza de las nuevas tecnologías». La Porsche Digital GmbH se concibe también como interfaz entre Porsche e innovadores de todo el mundo, especialmente en los ámbitos de la conectividad, movilidad inteligente y conducción autónoma. Ello incluye buscar socios adecuados para el proceso de transformación digital de Porsche, definir un ecosistema digital y explorar tendencias a nivel internacional. Las participaciones en fondos de capital riesgo y start-ups crean una red de contactos con compañías innovadoras y de crecimiento rápido y con nuevas tecnologías.

La fundación de la filial forma parte de una ambiciosa ofensiva de innovación en Porsche. La central de la Porsche Digital GmbH estará situada en Luisburgo, cerca de Stuttgart, y próximamente se abrirán sucursales en Berlín, Silicon Valley y China.