Porsche - Laboratorio del corazón

Laboratorio del corazón

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Tantos humanos como sea posible. Tan pocos robots como sea necesario. El corazón de un Porsche es su motor. Esta competencia esencial de la marca se manifiesta de forma palpable en la nueva planta de motores de Zuffenhausen. Allí se fabrica la más moderna generación de unidades V8. Un paseo por la nave de producción, clara como el día, recuerda más a un laboratorio que a una fábrica de motores de estilo clásico. Así es el futuro que viene.

Una pequeña sala de descanso en la planta central de Porsche. Hay poco espacio libre. Hablamos de mediados de 2013. Directivos, ingenieros de desarrollo y miembros del comité de empresa miran con expectación a Christian Will, Director de Grupos y Componentes de Porsche. Aún faltan 34 meses para estrenar la próxima generación del Porsche Panamera, con un motor de ocho cilindros totalmente rediseñado. Pero hay prisa. Está previsto que, en un futuro, este motor se utilice en todo el Grupo Volkswagen. Para ello será preciso ampliar la capacidad de producción. «Encontraremos la forma», promete Will. Se toma rápidamente una decisión: se construirá una nueva planta de motores en Zuffenhausen. La inversión será de 80 millones de euros.

Han pasado tres años. Es un cálido día de verano y Christian Will está de buen humor. La producción en serie ha comenzado. «Tal como se había planeado», dice. Y eso que, en muchos sentidos, la nueva fábrica de Porsche entra en territorio desconocido. Solo en la sección de montaje se aplican unas 100 innovaciones técnicas. «Un motor de alta tecnología solo puede surgir en un ambiente de alta tecnología», afirma convencido Will. Recibe a los visitantes en un vestíbulo que recuerda más a un centro tecnológico que a una fábrica. En el segundo piso está la línea de montaje, de 432 metros de longitud. Las lámparas proporcionan una iluminación clara como el día y todo está limpísimo. La planta de motores tiene el aspecto de un laboratorio altamente especializado: suelo blanco y la más moderna tecnología. Una fábrica de estilo futurista que marca nuevas pautas y señala el rumbo al futuro. Las camisetas rojas de los trabajadores destacan entre las máquinas de precisión, cuyas funciones se controlan mediante monitores. Hasta 200 motores al día se pueden montar en Zuffenhausen. La fabricación de motores es una de las capacidades esenciales de la empresa. Aquí, en la planta central, un equipo de trabajadores altamente cualificados produce el corazón de cada deportivo, los mundialmente famosos motores Porsche.

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Bien posicionado: gracias a un portapiezas flexible, todos los pasos de trabajo se pueden realizar en una posición ergonómicamente óptima.

La línea de montaje tiene forma de U: al principio, el bloque del motor se fija a un portapiezas, metal desnudo carente de función. Al final hay un banco de pruebas en el que cada motor debe superar un ensayo de funcionamiento conocido como «prueba en frío». El recorrido entre ambas estaciones dura exactamente 6,2 horas. Durante todo el proceso de montaje, el motor está en movimiento sobre un sistema de carriles.

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Trabajo de precisión: la responsabilidad es de la persona; la tecnología asiste.

El entorno perfecto para un motor perfecto

Como en un Scalextric, se suministra continuamente energía eléctrica al portapiezas. Los subgrupos más grandes, como la culata, están ya premontados y se transportan hasta la línea central siguiendo una distribución de «espina de pescado». Unos vehículos industriales eléctricos que se mueven de forma autónoma se encargan de suministrar los elementos adicionales. Su recorrido está señalado por 16.000 puntos magnéticos integrados en el suelo de la nave. Este moderno concepto de una sola línea es una filosofía de producción típica de la marca Porsche que sitúa en el centro a la persona. Cada trabajador debe ser capaz de realizar el mayor número posible de pasos de trabajo en un motor. «Nuestro objetivo es que cada empleado en principio pueda trabajar en cualquier punto de la fábrica», explica Will. «Somos fieles a la idea de la manufactura y solo empleamos robots cuando requerimos una exactitud de repetición absoluta».

En la nueva planta de motores se materializa con perseverancia el progreso de Porsche hacia el futuro de la producción de automóviles. El visitante siente ya la energía de las tracciones del futuro. Y es que Porsche no hace concesiones cuando se trata del corazón de sus deportivos, el motor.

Todas las herramientas y procesos están armonizados para asistir a las personas en su trabajo. Tomemos como ejemplo el portapiezas: gracias a una nueva construcción, el motor se puede girar 360 grados y su altura se puede ajustar. Esto es óptimo desde un punto de vista ergonómico. «En una operación de corazón, a nadie se le ocurriría hacer trabajar al cirujano por encima de su cabeza», dice Will. Aquí está previsto fabricar hasta 20 variantes diferentes del motor de ocho cilindros. Para que plan y realidad se correspondan exactamente, cada motor recibe, ya antes de su producción, un número de identificación que lo acompañará durante toda la vida. Todos los componentes de un cierto tamaño cuentan además con un código de matriz de datos. En tiempo real, se compara cada paso de montaje con el sistema IT. También se documentan los datos de las 10 comprobaciones provisionales por las que pasa el motor durante su fase de construcción. Como resultado, surge un gemelo digital del motor real compuesto por aproximadamente 2.300 datos individuales. El objetivo es evitar desde el principio cualquier fluctuación de la calidad.

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Máximo rendimiento: 400 trabajadores producen hasta 200 motores al día.

Ni una mota de polvo debe perturbar el resultado

Los motores modernos no solo han sido perfeccionados para alcanzar el máximo rendimiento. Al mismo tiempo, deben consumir cada vez menos combustible. Un perfecto ejemplo de ello es el nuevo motor de gasolina V8 del Panamera Turbo. A partir de una cilindrada de cuatro litros, esta unidad extrae actualmente una potencia de 404 kilovatios (550 CV), consumiendo para ello solamente de 9,3 a 9,4 litros de gasolina en el ciclo normalizado. Esta pirueta es posible gracias a un gran número de medidas individuales. Así, por ejemplo, las superficies de deslizamiento de los cilindros tienen una capa funcional de solo 150 micras de espesor que reduce la fricción, lo cual repercute positivamente en el consumo de gasolina. La limpieza de esta capa tiene prioridad absoluta, ya que las partículas de suciedad acortan su durabilidad. La suciedad también perjudica a otros sistemas mecánicos de precisión, como por ejemplo los árboles de levas para la desconexión de los cilindros. Por eso, algunos procesos totalmente automatizados se desarrollan en áreas especialmente protegidas. Sin embargo, la mejor manera de obtener la limpieza propia de un hospital en la sección de montaje es evitar de antemano que entre suciedad. Para ello, es importante que las superficies de montaje y de logística estén separadas. Así pues, las piezas suministradas por otros proveedores se entregan en la planta baja. Para ello, cada camión rueda marcha atrás sobre una rampa, y el punto de unión de la superficie de carga con el centro de logística está aislado de manera hermética.

Planes de futuro

A finales de esta década Porsche también fabricará aquí motores eléctricos. «La nueva planta de motores desempeña un papel importante de cara a la futura electrificación», dijo Oliver Blume, Presidente de Porsche AG, durante la inauguración. Porque, independientemente de que un Porsche funcione con gasolina, diésel o electricidad, el motor es su corazón. Ahora y en el futuro, este corazón empieza a latir en Zuffenhausen.

Texto Johannes Winterhagen
Fotografía Heiko Simayer