Porsche - Las carreras son la vida…

Las carreras son la vida…

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El piloto de pruebas Lars Kern lleva casco al volante del GT4 Clubsport.

… el resto es espera. Casi ningún otro bólido GT de la actualidad encaja tan bien con esta frase de Steve McQueen en la película Le Mans como el Porsche Cayman GT4 Clubsport. Como descendiente del Porsche 550 Spyder y del Porsche 904 Carrera GTS, este cupé monoplaza de motor central ha sido diseñado exclusivamente para el circuito y, por tanto, para ir con neumáticos de carreras.

Como biplaza con motor central, el Cayman GT4 es afín al 918 Spyder y también al actual campeón mundial de resistencia 919 Hybrid. La disposición de su motor es un ejemplo prototípico de la inventiva que caracteriza a la familia Porsche. Ferdinand y su hijo Ferry Porsche habían creado con el automóvil de Grand Prix de Auto Union y el modelo 360 Cisitalia los primeros monoplazas de motor central. Luego, a partir de 1953, el Porsche 550 Spyder materializó esta idea de forma tan duradera que también Cooper, Lotus y Ferrari pasaron a colocar el motor directamente en las ancas del conductor.

Desde este punto de vista, el Cayman GT4 que se editó en 2015 es heredero directo del Porsche 550. Y sobre todo es, posiblemente, el más directo sucesor del legendario Spyder cupé, ese modelo que por su excelente aerodinámica Porsche empleó hace aproximadamente seis décadas en las 24 Horas de Le Mans.

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Una ronda de discusión con los coordinadores del proyecto Matthias Scholz y Michael Kärcher (dcha.).

El Clubsport se basa en el GT4, lo que en 2016 exactamente significa: 283 kW (385 CV) de potencia a 7.400/min, 1.340 kilogramos de peso sin carga y cambio manual de seis marchas. Justo debajo de esta superficie, fundido en una silueta única, se puede adivinar, y casi ver, el nuevo Clubsport: un contorno que no ha variado respecto al GT4, un spoiler trasero ligeramente modificado, los mismos robustos 385 CV generados por una cilindrada de 3,8 litros, transmisión PDK de seis marchas (si bien algo más corta), 295 km/h de velocidad máxima y, gracias a una estricta dieta, un peso sin carga de exactamente 1.300 kilogramos. Además, incorpora las piezas del tren de rodaje y los frenos del 911 GT3 Cup, aparte de un diferencial de bloqueo mecánico optimizado. Un paquete que habría satisfecho al fundador de la marca y su hijo.

El Cayman GT4 Clubsport se fabrica siguiendo el ritmo de Porsche: la carrocería en bruto se elabora en una línea de producción separada, se premonta y, por último, se perfecciona en el departamento de competición del Centro de Desarrollo de Weissach. En concreto, el proceso se traduce en un término: reducción. Este automóvil de carreras es un monoplaza que en el espacio inferior del acompañante lleva alojada la batería para distribuir mejor el peso. Por lo demás, carece de materiales aislantes, revestimiento interior o maleteros, y dispone de un mazo de cables reducido. Se trata, realmente, de una estructura en bruto de color blanco, amarillo y gris, una jaula antivuelcos de aspecto marcial, asiento de carreras envolvente, instrumentos originales y volante de carreras con levas de cambio en fibra de carbono. En los recorridos de prueba con transmisión manual por un lado y transmisión PDK por el otro, la caja de cambios automatizada resultó más apta para competir a pesar de su mayor peso, ya que, según el coordinador del proyecto Matthias Scholz, en los coches de carreras modernos «el cambio de marchas se realiza mediante levas y con ambas manos en el volante».

Más allá de la alta tecnología de este sistema de cambio, el GT4 Clubsport es un automóvil radicalmente purista. Naturalmente, el eje delantero del 911 GT3 montado en el Clubsport vuelve a mejorar el viraje y la estabilidad a altas velocidades y, por supuesto, el ABS y el PSM han sido ajustados a lo largo de muchas conducciones de prueba en diversos circuitos de carreras para optimizar la adherencia de los neumáticos slick. Además, el Clubsport prácticamente raspa el pavimento, pues está aún más cerca del asfalto que el GT4 de calle: 29 milímetros más abajo en la parte delantera y 25 en la trasera. En el GT4 Clubsport lo principal no es la electrónica ni los sistemas de regulación (en la medida que los reglamentos GT de las distintas series los permitan). Lo más importante de este Cayman extremo está en el centro del vehículo, situado lo más cerca posible del conductor. Un motor bóxer de seis cilindros entre los ejes aporta una gran agilidad, que en situaciones límite puede ciertamente transmitir nerviosismo y tirantez, y conecta directamente las terminaciones nerviosas del piloto con la propulsión, el tren de rodaje y la dirección. Ningún otro diseño permite percibir con tanta inmediatez los estados del vehículo, y el GT4 Clubsport excita las sinapsis y los nervios hasta que el agotamiento se vuelve adicción.

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Lo más importante para los trabajadores del departamento de competición es recibir información de sus pilotos de pruebas.

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La versión de carreras del GT4 es mucho más incisiva que la de serie.

Hasta finales de 2015, cada prototipo de ensayo había superado más de 17.000 kilómetros y 180 horas de pruebas en muy diversos circuitos para ofrecer la mejor máquina de carreras posible a expertos y pilotos veteranos. El depósito, un FT3 de seguridad, está disponible en tres tamaños: 90 litros de serie y 70 o 100 litros según el objetivo.

La versión básica del GT4 Clubsport disputará el campeonato alemán VLN en el bucle norte de Nürburgring, el British GT Championship, el Porsche Sports Cup Challenge y el Continental Tire SportsCar Challenge. También correrá en el Pirelli World Challenge, las 24 Horas de Nürburgring y en Dubái. El mundo del automovilismo internacional valora los elementos distintivos pequeños y discretos. El Cayman GT4 Clubsport se entrega, como es lógico, en el siempre rapidísimo blanco de Weissach, pero con acentos de fibra de carbono en los lugares adecuados: el spoiler trasero con flap de Gurney, al igual que el revestimiento interior de las puertas y el canal de aspiración delantero debajo del capó.

¿Y cómo se comporta el GT4 de carreras en comparación con su versión de calle, el ya de por sí no precisamente flemático GT4? Claramente más picante, como un plato mexicano con un montón de chile. El conductor va fijado, conectado y cableado a la máquina. El cinturón de seguridad de seis puntos lo mantiene atado a un delgado asiento envolvente que está directamente atornillado a la chapa desnuda. El volante, único medio de comunicación con el exterior, es pequeño y manejable, y está provisto de levas de fibra de carbono que permiten controlar el PDK. Los neumáticos de carreras lisos tipo slick reaccionan al mínimo movimiento de viraje y desarrollan agarre con gran rapidez. Como coche de carreras con motor central, el GT4 prácticamente vuela en las curvas: frenar, virar, superar la curva y luego acelerar… todo ello con un movimiento tan fluido como un saque de la estrella del tenis Maria Sharapova. El Clubsport es aún más ágil que la versión de calle, más nervioso, más ligero, incisivo como ninguno, y por tanto, idóneo para el perfil de sus destinatarios: por un lado jóvenes promesas al mando de su primer coche de carreras GT y por otro una generación de pilotos veteranos ya cerca de los cincuenta, como el actor Patrick Dempsey.

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Minimizando los materiales se ha maximizado el disfrute del piloto.

El Cayman GT4 Clubsport se comercializa a través del departamento de competición de Porsche en Weissach y Porsche Motorsport North America. Se entrega con equipamientos preinstalados para sistema antiincendios y elevador neumático incluidos, en una lista de extras tan pequeña como selecta, y si se quiere, también con climatización opcional. Y por supuesto, para los corredores empedernidos, también están disponibles, aunque no aparezcan especificados, los estribos con la leyenda «W. Röhrl». Dicen que con ellos se gana una décima de segundo adicional por vuelta.

Autor Eckhard Eybl
Fotógrafo Victor Jon Goico