Porsche - Amantes del deporte

Amantes del deporte

¿Dónde empieza el deportivo y dónde acaba la versión de calle? En opinión de Michelle Gatting, piloto danesa en la Porsche Carrera Cup, en el 911 GT3 actual esta transición resulta muy fluida.

Michelle Sophie Gatting y el Porsche 911 GT3 tienen mucho en común. Ambos presentan un aspecto deportivo y la ambición que dejan traslucir hace intuir el potencial que esconden. Pero, ¿en qué consiste realmente? Ella es una joven alta, de ojos claros muy despiertos, largo pelo rubio y pinta de estudiante de Letras aficionada al violín. Por su parte, el Porsche 911 GT3 se desliza en el tráfico urbano rodando con toda tranquilidad por zonas donde la velocidad está limitada a 30 km/h intentando pasar desapercibido y relajar los músculos.

¡Pero ojo cuando se les da rienda suelta! Michelle Gatting es piloto profesional de carreras. Esta joven de 20 años se las ve con chicos fuertes tanto en el circuito como fuera de él, pues sus hobbies son gimnasio, boxeo y Crossfit, una técnica de entrenamiento utilizada en el ejército de los Estados Unidos. «Sí, siempre he sido una chica dura. Piloto coches de carreras y me gusta boxear», confiesa la danesa con una voz sorprendentemente grave. ¿Y el 911 GT3? Es el representante más extremo de su clase. Bien es cierto que todo Porsche es portador de los genes de carreras, pero bajo la apacible apariencia de este modelo se esconde una pasión inusitada… y no sólo por su intenso color rojo. Del 911 GT3 en la versión de calle a su hermano, el coche de carreras 911 GT3 Cup, no hay más que un pequeño paso. Ningún otro nueveonce está más cerca del coche de carreras. El motor bóxer de seis cilindros de 3,8 litros arroja 350 kW (475 CV) y, en la versión de calle, acelera de cero a 100 km/h en 3,5 segundos.

La ciudad bávara de Núremberg es el lugar de encuentro de los dos hermanos nueveonce con motivo de una carrera de la Porsche Carrera Cup Alemana en el circuito de Norisring, en la que participa la versión de carreras del 911 GT3. Desde el principio de la temporada, Michelle Gatting forma parte del grupo de salida del campeonato monomarca integrado por casi 40 personas, entre las que ella es la única mujer. Estar rodeada de testosterona no es nada nuevo para ella. «Llevo 13 años compitiendo en el circuito y mis contrincantes han sido casi siempre chicos», dice encongiéndose de hombros. Sale despreocupadamente del hotel en pantalón corto, camiseta y sandalias de tiras. Tiene que conducir el 911 GT3 «civil» al circuito y cuando llega delante del coche observa con admiración: «Es precioso. Me gusta sobre todo su anchura por detrás. Su magnífica zaga, los amplios pasos de rueda, el alerón trasero y los anchos neumáticos… ahí es donde reconozco su parentesco con el automovilismo de competición». Pero ella conoce bien no sólo el modelo de competición, sino también la versión de calle. «Mi novio es de una rama de la familia Porsche y por eso puedo tomar prestado de vez en cuando algún modelo», explica con cierto azoramiento y añade: «No es normal que a alguien tan joven como yo se le permita conducir un coche tan extraordinario…».

Con su 1,81 m de altura se desliza en el asiento del nueveonce como en un vestido ceñido que se adapta al cuerpo. «El asiento se parece mucho al de un deportivo de verdad, pero es cómodo», señala. La profundidad de la base del asiento ofrece suficiente apoyo en la parte de los muslos. Antes de arrancar en dirección al circuito pulsa decidida la opción de salida de escape deportiva al tiempo que explica: «Así el motor suena más a coche de carreras». Y es que para poder sentir, hay que oír. Nada más abrocharse el cinturón de seguridad, sus manos se apresuran ya a las teclas basculantes del volante. Ya tiene experiencia con este tipo de cambio, pues el coche de competición basado en la generación del modelo 991 también dispone de estas levas en el volante. «Cuando conduzco la versión de calle y pongo los dedos en las teclas basculantes, me da la sensación de ir en un coche de carreras. ¡Me encanta!», declara Gatting. También la técnica contribuye a reforzar esta buena sensación: «La caja de cambios PDK es increíble».

En el 911 GT3 se emplea una caja de cambios de doble embrague Porsche (PDK) muy remodelada. Desarrollada originariamente para el automovilismo de competición, presenta las características de una caja de cambios secuencial de un coche de carreras. Los tiempos de cambio se encuentran en un margen hasta ahora reservado para la competición. En la llamada «caja de cambios relámpago», se pueden dar tiempos de respuesta incluso inferiores a 100 milisegundos. «Un cambio de marchas superrápido, sencillamente perfecto: no hay nada mejor entre los coches de calle», asegura esta piloto profesional. En su coche de competición, una caja de cambios de seis velocidades de dientes rectos desarrollada por Porsche Motorsport transmite los 338 kW (460 CV) al eje trasero a través del diferencial.

Diferencia: el detalle exterior más visible del 911 GT3 Cup es el alerón trasero, claramente más alto

Para conducir por la ciudad, Gatting elige la variante automática y se deja deslizar tranquilamente por el denso tráfico, pero poco a poco se va poniendo impaciente. «Me resulta difícil conducir despacio con un coche así», admite con un suspiro. Y añade: «Me parece muy bien que el 911 GT3 tenga tanta aptitud utilitaria y que se pueda conducir tranquilamente en ciudad, pero yo ahora mismo preferiría estar en una autopista o en un circuito». Esta danesa no es la única que siente la necesidad de experimentar al límite este súperdeportivo y de obtener de él sus máximas prestaciones. Aproximadamente el 80% de todos los 911 GT3 se conducen también en circuitos de carreras, allí donde el Porsche puede demostrar todo el potencial de su dinámica de conducción, principal aspecto en el que se centró la fase de desarrollo. El tiempo de vuelta de 7:25 minutos alcanzado en el legendario bucle norte de Nürburgring no deja lugar a dudas: objetivo logrado.

Buen agarre: en la versión de carreras del 911 GT3, se utiliza la variante de volante de carreras más pequeño

Una vez en el circuito urbano temporal de Norisring, Gatting desaparece en el interior del camión de su equipo Attempto. Se quita su vestimenta de calle y se pone el mono de carreras. En la carpa del equipo está el nueveonce de competición con el número de salida 77, su coche de carreras. El parecido con el 911 GT3 de color rojo intenso que acaba de aparcar es sorprendente. Dejando a un lado los coloridos adhesivos de los patrocinadores, la diferencia exterior más visible es el alerón trasero, claramente más alto en el caso del modelo de competición. Michelle se permite una generalización admisible: «Se trata claramente del mismo coche».

Naturalmente también hay otras diferencias entre la versión de calle y la de carreras. Las más evidentes se encuentran en la cabina: en la versión de calle el color negro Alcántara, el aluminio pulido y el cuero configuran un ambiente elegante a la vez que deportivo. Por el contrario, el interior del nueveonce de carreras se ha despejado por completo y sólo ha quedado el asiento de carreras con cinturón de seguridad de 6 puntos, un extintor de incendios y la jaula de seguridad. Equipamiento interior espartano. El volante, claramente más pequeño, tiene muchos botones de colores, pero como señal de vínculo fraternal, la corona está recubierta en Alcántara negro. Este minimalismo radical tiene razones de peso. Si con 1.430 kg (vacío), el GT3 de calle es ya de por sí un peso ligero, el de carreras pesa todavía 255 kg menos, es decir 1.175 kg. Para esta reducción de peso hubo de sacrificar material de amortiguación. ¿Hace mucho ruido? Qué importa eso. A Gatting le gusta ese ruido de fondo: «Así se oye todavía mejor el motor bóxer». A los pilotos les suena a música. Se ríe por dentro cuando los no entendidos abren la puerta del Cup y se llevan un susto porque «la puerta es de carbono y tan ligera que cuando la gente la abre con la fuerza acostumbrada casi se quedan con ella en la mano». La construcción ligera también formaba parte de los requisitos fijados para el 911 GT3 de calle y por ello sus puertas son de aluminio y pesan extremadamente poco.

En las partes del circuito urbano ya cortadas al tráfico, Gatting puede pisar algo más el acelerador del nueveonce de calle y así comparar bien. El concepto del régimen de revoluciones del Porsche está hecho a medida para ella. Por primera vez el nueveonce próximo al coche de carreras dispone de inyección directa de gasolina. Esto unido a otros elementos de alto rendimiento y a la regulación de la carrera de las válvulas por medio de una palanca de arrastre conforma un motor que puede alcanzar un alto régimen de hasta 9.000 rpm. Michelle Gatting se encuentra en su elemento. La nueva dirección activa del eje trasero permite girar de una forma especialmente dinámica y tomar las curvas con mayor agilidad. También esto es muy del agrado de la piloto danesa, pues así el coche tiene la maniobrabilidad de un kart, con los que ella, al igual que la mayoría de los jóvenes pilotos, aprendió su profesión. Pero además, la dirección del eje trasero de Porsche también aumenta la aptitud utilitaria. Por debajo de 50 km/h, el sistema la controla para obtener un diámetro de giro más pequeño que facilite maniobrar y aparcar. Además, también aumenta la estabilidad de marcha a alta velocidad. Gatting mira la calle que para la carrera se convertirá en la recta de salida y llegada de Norisring y dice pensativa: «Es una sensación extraña saber que dentro de dos días estaré aquí en el coche de carreras a 250 km/h dirigiéndome a tomar la horquilla…».

En el 911 GT3 se emplea una caja de cambios de doble embrague Porsche (PDK) muy remodelada. Los tiempos de cambio se encuentran en un margen hasta ahora reservado para el automovilismo de competición

En la carrera tiene que renunciar a la ayuda de los sistemas de asistencia electrónicos con los que la versión de calle mima a sus conductores. Nada de ABS, ni de PSM (Porsche Stability Management), ni de control de tracción, ni de control antipatinaje. «Hay que aprender a controlar la marcha con el acelerador, el freno y el embrague. Se trata de poner a prueba únicamente las habilidades del piloto», dice Gatting explicando los motivos del reglamento del campeonato. En general, en el automovilismo de competición rige la máxima de que quien es rápido en el nueveonce lo es en cualquier otro coche de carreras. Y Gatting así lo ha demostrado muy convincentemente en una prueba de conducción poco corriente: ella fue una de los diez pilotos júnior europeos invitados por la Federación Internacional del Automóvil (FIA) para calificarse con una serie de pruebas de selección para el prestigioso programa de entrenamiento ofrecido por la Academia del Instituto FIA. ¿Y qué tal le fue? «Fui la más rápida de Europa», responde esta intrépida chica bajando la voz.

Texto Eva-Maria Burkhardt
Fotografía Victor Jon Goico